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Programa:
Residencial
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Estado:
Proyecto Ejecutivo
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Malvín Village II se implanta en el barrio de Malvín, sobre la calle Gallinal entre Aconcagua y Orinoco, a pocos metros de la Rambla y del Río de la Plata. En una zona residencial de fuerte carácter barrial, el proyecto busca integrarse a la escala doméstica del entorno, aportando al mismo tiempo una expresión contemporánea.
Malvín Village II se implanta en el barrio de Malvín, sobre la calle Gallinal entre Aconcagua y Orinoco, a pocos metros de la Rambla y del Río de la Plata. En una zona residencial de fuerte carácter barrial, el proyecto busca integrarse a la escala doméstica del entorno, aportando al mismo tiempo una expresión contemporánea.
El conjunto se organiza en dos volúmenes principales conectados por un núcleo de circulación vertical y dos patios de aire y luz, que garantizan ventilación e iluminación natural a los ambientes interiores. En total, el edificio cuenta con 18 unidades residenciales, distribuidas en 16 apartamentos de dos dormitorios y 2 unidades de tres dormitorios. El bloque con fachada hacia calle Gallinal cuenta con planta baja y seis pisos, y el bloque posterior con planta baja y cuatro pisos.
Las unidades de los primeros niveles se extienden hacia patios propios, mientras que las de los pisos superiores disponen de terrazas con parrilleros individuales. En los gálibos de ambos bloques se ubican las unidades más amplias, con tres dormitorios y terrazas privadas con vistas despejadas hacia la Rambla.
El predio, de proporciones acotadas y profundidad media, impuso una serie de condicionantes normativas que guiaron la implantación. La normativa permitía construir hasta treinta metros de profundidad y definía alturas que, tras un proceso de intercambio, derivaron en una redistribución de la constructibilidad: se redujo la altura del volumen posterior para atenuar el impacto sobre los linderos y se trasladó parte del potencial edificatorio hacia el frente, aprovechando el ancho de la calle. De esta manera, se logró un equilibrio entre densidad, escala y convivencia con las construcciones vecinas.
La resolución funcional busca maximizar la calidad espacial dentro de los límites del terreno, ofreciendo tipologías pasantes con ventilación cruzada e iluminación natural en ambos frentes. Las áreas sociales integran cocina, comedor y estar en un espacio fluido, con conexión directa al exterior, mientras que las suites principales se orientan hacia la calle o los jardines interiores.
La propuesta responde así al carácter familiar y humano del barrio, con unidades pensadas para la vida cotidiana, la convivencia y la conexión con el entorno.
El edificio incorpora 16 plazas de estacionamiento, número superior al exigido por la normativa, todas de mayor tamaño para ofrecer mayor comodidad, a pedido del cliente. El acceso principal fue diseñado con criterios de accesibilidad universal, integrando el hall de ingreso, el núcleo de circulación y los accesos vehiculares y de bicicletas. El retiro frontal aporta una transición amable entre la vereda, la faja verde y la edificación, reforzando el vínculo entre lo público y lo privado.
En la azotea de ambos bloques se desarrollan áreas comunes con pérgolas, decks y parrilleros, que ofrecen espacios de encuentro y vistas al río, ampliando las oportunidades de disfrute para los residentes. Estas terrazas colectivas, junto con las tipologías pasantes, reflejan una apuesta por la sostenibilidad y el bienestar, aprovechando la ventilación natural y la incidencia solar para optimizar el confort ambiental.
Desde el punto de vista material, el proyecto se caracteriza por una composición de bandejas horizontales de hormigón visto con barandas de vidrio, mientras que los laterales se resuelven con revoques monocapa gris oscuro que contrastan con la calidez del revestimiento simil madera (WPC) utilizado en los bloques de parrilleros. El núcleo de ascensores, con iluminación natural y terminaciones cálidas, incorpora además un diseño que aporta identidad al entorno barrial.
En materia tecnológica, las unidades incorporan aberturas monoblock con cortinas motorizadas, vidrios DVH para mayor eficiencia térmica y acústica, losa radiante eléctrica y previsiones para equipamiento doméstico como lavarropas, lavavajillas y calefones. Estas decisiones apuntan a mejorar la calidad de vida cotidiana y reducir el consumo energético, alineándose con los valores de confort y sustentabilidad que promueve el estudio.
Malvín Village II se traduce en un edificio que dialoga con su barrio, incorpora tecnología al servicio del bienestar y propone espacios pensados para habitar con calidad, luz y aire, en una de las zonas más vitales y conectadas de Montevideo.