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En los últimos años, la sigla ESG (Environment, Social and Governance) se ha vuelto cada vez más relevante en el mundo empresarial. Su impacto también se está extendiendo a otros campos, incluido el de la arquitectura y el urbanismo.
Desde GP exploramos cómo la disciplina puede contribuir a cumplir con los objetivos ESG y cómo las tendencias actuales en arquitectura -los usos mixtos, la flexibilidad y la diversidad de experiencias- pueden ayudar a lograr un impacto positivo en el medio ambiente, la sociedad y la gestión de las ciudades.
Environmental:
El medio ambiente es una de las dimensiones claves dentro de la sigla ESG. Desde esta dimensión, la arquitectura puede contribuir a cumplir objetivos ambientales de diversas maneras. El uso de materiales y tecnologías verdes, como la captación de energía solar o la eficiencia energética en la construcción, pueden contribuir a reducir la huella de carbono y la dependencia de los recursos naturales. Además, la incorporación de espacios verdes en el proyecto y la conexión con la naturaleza existente, pueden mejorar la calidad de vida de los habitantes, potenciar sus relaciones sociales y fomentar la biodiversidad local.
La integración de proyectos de usos mixtos es una excelente forma de contribuir con los objetivos ESG, ya que permite combinar diferentes espacios como residencias, oficinas, comercios y servicios públicos, en un solo edificio o complejo, disminuyendo las distancias de traslado que contribuyen al ahorro energético.
Aparte de la optimización espacial, natural al programa de usos mixtos, la dimensión medioambiental en el diseño arquitectónico también puede realzar las cualidades medioambientales de un territorio.
Un modelo de proyecto aplicado a esta dimensión es Riverside, un masterplan residencial y comercial de 95.454m² ubicado junto a la península occidental del río Paraguay, en la ciudad de Asunción. Articulándose junto a la forma del río, Riverside busca construir una experiencia urbana resiliente y conectada con el territorio natural, generando un valioso enclave para construir identidad y comunidad.
Social:
La dimensión social también es parte de los requisitos esenciales para cumplir con objetivos ESG. En este caso, la arquitectura y el urbanismo puede contribuir a la creación de comunidades más inclusivas y sostenibles que fomenten el bienestar de las personas. La creación de espacios públicos de fácil acceso fortalece la interacción y la colaboración entre los habitantes de cualquier comunidad. Además, el diseño y la distribución de estas áreas, directamente relacionados a la vivienda, deben concebirse desde lo colectivo, desde la cohesión espacial y social.
Para esta dimensión, es importante considerar las obras como plataformas de experiencias diversas, que además de buscar la producción de rentabilidad, también busquen convertirse en el soporte ideal para los más diversos proyectos de vida, garantizando espacios seguros e inclusivos para todos.
Un ejemplo de esta dimensión aplicada a un proyecto es Catehua, una obra de usos mixtos de 95.324 m² que se desarrolla en un sector industrial de Monterrey, nutriéndola de nuevos servicios y generando un ámbito de integración inclusivo y vinculante, a través de la mixtura de diversos programas complementarios entre sí.
Governance:
Finalmente, la dimensión de la gestión o gobernanza se refiere a cómo se administran y se toman decisiones en una organización o dentro de un proyecto urbano. En el campo de la arquitectura y el urbanismo, la buena gestión implica la planificación y la toma de decisiones con un enfoque a largo plazo y la consideración de las implicaciones sociales y ambientales de los proyectos. Las buenas prácticas arquitectónicas y urbanísticas pueden contribuir a una gestión más sostenible y ética, asegurando que se consideren las necesidades de todas las personas.
Dentro de esta dimensión, entendemos que la flexibilidad es un concepto clave a aplicar para promover la gobernanza de las comunidades. Los edificios deben ser diseñados de tal manera que puedan ser adaptados y reutilizados con el tiempo, para satisfacer las necesidades cambiantes de la sociedad.
Por ejemplo, el proyecto urbanístico +Colonia, que diseñamos con el fin de generar el espacio ideal para el desarrollo de una nueva ala de Colonia del Sacramento, propone una ciudad emprendedora e innovadora, convocando a sus propios residentes para una gobernanza participativa a través de organizaciones autónomas descentralizadas (DAO), impulsadas por blockchain.
La buena arquitectura y el urbanismo pueden contribuir de manera significativa a cumplir con los criterios ESG, al promover un desarrollo sostenible que tenga en cuenta tanto el medio ambiente como las necesidades de la sociedad y sus diversas comunidades. Al adoptar prácticas arquitectónicas y urbanísticas sostenibles, podemos construir ciudades más saludables, inclusivas y responsables para todos.