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Programa:
Corporativo y comercial
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Estado:
Construido, 2024
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Superficie:
11 000 m²
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Estudio Asociado:
JDVA Arquitectos
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Certificaciones:
LEED Core&Shell, Oro (en proceso)
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Fotografía:
Santiago Chaer
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Carrasco Valley es un polo corporativo ubicado en Montevideo, Uruguay, en el barrio residencial de Carrasco. El proyecto comprende la remodelación de un edificio patrimonial, dos nuevos edificios de oficinas, locales comerciales y el diseño de espacios exteriores.

El conjunto contará con certificación Leed Gold, un sello de garantía de sostenibilidad en cuanto a materiales, recursos constructivos, eficiencia energética y de aprovechamiento del agua, calidad ambiental, innovación en el diseño, entre otras medidas para el cuidado del medio ambiente. Los materiales destinados a la construcción y equipos del edificio son de primera calidad en cuanto a su naturaleza y procedencia.
Las Torres Norte y Sur, de 6600 m², están alineadas con la casona y se componen de un acceso unificado, planta baja —paseo comercial y de servicios— y tres niveles superiores de oficinas. Ambos edificios se proyectan con estructura de hormigón armado de losas sin vigas y fachadas de muro cortina de cristal con protección solar. En el remate superior del nivel tres se incorporan pérgolas y aleros metálicos.



El subsuelo vincula funcionalmente los tres edificios que componen el emprendimiento; incluye parking, áreas técnicas y permite el acceso a los núcleos de circulación vertical de cada construcción.
La primera fase del desarrollo, llevado a cabo por Altius Group, Estudio Luis Lecueder y DAG Emprendimientos incluye la obra de los edificios nuevos, de los subsuelos y espacios exteriores. La segunda, se compone de la recuperación y re-funcionalización del edificio histórico con protección patrimonial.
El área de actuación incluye también un sector de ensanche de la Av. Rivera, donde se proyecta una plaza pública.

Comunicación visual y propuesta de señalética
La propuesta de señalética para Carrasco Valley acompaña y potencia el concepto arquitectónico del edificio, mediante un sistema visual neutro y contemporáneo que responde a la diversidad de usos y usuarios. A partir de una paleta cromática sobria y materiales duraderos, la señalética se integra discretamente al espacio construido, permitiendo que cada empresa exprese su identidad particular sin comprometer la coherencia visual del conjunto.
La claridad gráfica y la iconografía intuitiva aseguran una circulación fluida y eficiente, organizando el tránsito interno y facilitando la orientación de visitantes y usuarios. De esta manera, la señalética refuerza la identidad arquitectónica del edificio, consolidando su imagen como un espacio versátil, ordenado y armónico.